Miradme, hijos Mios, miradme Crucificado

22 febrero, 2010

Deseo que editéis mis estampas porque seré una hermana celestial que hará muchos favores a quien me rece y se dirija a mí

Los santos del Cielo son amigos de las almas y hermanos en la gracia y del mismo Padre Celestial. Ellos son vuestra familia, una familia extensísima que mora en el Cielo y que intercede por vosotros, pidiendo para vuestras buenas disposiciones, toda clase de bienes, especialmente, la perseverancia final.

En el Cielo los bienaventurados desean también que todas las almas se salven y ellos ofrecen sus méritos y sus intercesiones para que esto sea una realidad.

Quienes llevan su nombre, ellos, vuestros patronos, piden por vosotros, pero su intercesión sería más poderosa, si vosotros los invocarais de corazón y con fe.

Yo soy Maria del Divino Corazón y veo que tú y tu hermano NN me habéis invocado y hecho una petición. Esa petición la recibí con agrado y me honra vuestra fe en mí. Todo será en el momento que Dios Eterno disponga, aunque yo pobre sierva de El, interceda por este asunto.

Deseo hermanos míos, que editéis mis estampas porque seré una hermana celestial que hará muchos favores a quien me rece y se dirija a mi, y tened seguro, que mis favores también os alcanzarán a vosotros.

Hermanos, desde el Cielo yo os doy la bendición de la Santísima Trinidad en todas las empresas que por amor a las almas y bien de las mismas, hagáis. Y a ti, alma querida, no dudes de que también mis intercesiones serán para esa Liga de sacerdotes que tanto bien hará a la Santa Madre Iglesia, Yo, Maria del Divino Corazón, te hablo y me comunico contigo.

Tu entrega a Cristo aún debe ser más estrecha y aun debes de hacer más oración para que sea El quien viva en tu alma y la dirija en todo momento. Alabada sea la Santísima Trinidad. Paz a todos vosotros.

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